26 diciembre 2022
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El fondo de maniobra es un proceso de negociación

Una adecuada gestión del fondo de maniobra es la mejor forma de obtener liquidez para la empresa.

Mario Cantalapiedra - Economista

La sucesión de acontecimientos inesperados en los últimos tiempos tales como la pandemia o la guerra de Ucrania, que describimos metafóricamente mediante la expresión “cisnes negros”, está obligando a que muchas empresas deban centrarse en sobrevivir en el mercado asegurando su liquidez.

La liquidez es un divino tesoro para las empresas. Asegurarla significa ajustar los activos y pasivos a corto plazo, es la sangre que corre por las venas de las compañías y les permite funcionar, estar vivas.

Y la mejor forma de obtener liquidez pasa por una adecuada gestión del fondo de maniobra. Este, que se obtiene de la diferencia entre activo y pasivo corriente, cuando es positivo (activo corriente superior al pasivo corriente) supone contar con un colchón de liquidez que pueda garantizar el desarrollo de la actividad a corto plazo.

Es una magnitud que puede variar en función de variables tales como el tamaño de la empresa o el sector. De este modo, hay compañías que pueden trabajar con fondos de maniobras negativos, ya que cobran pronto de sus clientes y pagan tarde a sus proveedores que son los que financian el negocio a corto, pero en el resto de situaciones lo más adecuado es que el fondo de maniobra sea positivo.

Para el responsable financiero de la empresa, encargado por regla general del “cuidado” de este fondo, tratar de mantenerlo en una cifra razonable para los intereses de la empresa supone un arduo proceso de negociación con diferentes interlocutores tanto internos como externos. Proceso que cobra especial importancia en momentos como el actual donde las dificultades para obtener liquidez aumentan.

De este modo, ha de consensuar y negociar internamente con el responsable de almacenes una política de stocks adecuada que garantice a la vez unos niveles adecuados de liquidez y de suministro al proceso productivo. También ha de consensuar y negociar con el departamento comercial una política de gestión del riesgo de crédito comercial que minimice la morosidad al tiempo que permite a los comerciales desarrollar su labor.

Externamente ha de negociar con los clientes de la empresa medios y plazos de cobro que permitan cobrar antes y agilizar la liquidez. Por su parte, con los proveedores, ha de negociar los aplazamientos de pago que permitan mantener unos niveles adecuados de tesorería, sin comprometer el suministro de los materiales. También debe negociar con los bancos y otros financiadores el acceso a productos de financiación a corto a los que se pueda recurrir si es necesario. 
 

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