09 mayo 2013
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Trabajo en equipo: selección, entrenamiento y recompensas

 

 

Mario Cantalapiedra - Economista

En las empresas es habitual que se trabaje en grupo, que las personas interactúen entre sí a la hora de realizar las tareas que son necesarias en el desarrollo de la actividad. No obstante, la capacidad de trabajar en grupo exige una serie de habilidades que no todo el mundo posee. Las empresas tratan de formar grupos de trabajo que generen una sinergia positiva a través del esfuerzo coordinado, de tal manera que su desempeño sea superior a la suma de las contribuciones individuales de sus miembros, lo que se conoce como equipos de trabajo, pero, ojo, el mero hecho de llamar equipo a un grupo de trabajo no aumenta automáticamente su desempeño. En no pocas ocasiones te encuentras personas que, tomadas de modo individual, tienen gran valía pero que al juntarlas para que trabajen codo con codo... la cosa no funciona. No saben, no quieren o no pueden trabajar en equipo.

Transformar a las personas, que por regla general preferimos ser reconocidas por nuestro desempeño individual, en miembros de un equipo, donde lo que se buscan son resultados a través de un esfuerzo coordinado, supone realizar un esfuerzo en las tres áreas siguientes: selección, entrenamiento y recompensas.

Lo primero que se necesita es realizar un adecuado proceso de selección capaz de filtrar a los individuos que muestren habilidades interpersonales para trabajar en equipo. Se trata de que los individuos que van a trabajar juntos, además de poseer las habilidades técnicas necesarias para la tarea, sean capaces de asumir los distintos papeles que habrá que desempeñar dentro del equipo.

Lo segundo necesario es el entrenamiento de las personas, a través, por ejemplo, de expertos que les hagan experimentar la satisfacción del trabajo en equipo. De este modo, muchas compañías, especialmente las de gran tamaño, suelen recurrir a talleres que ayudan a mejorar las habilidades de solución de problemas, de negociación o de gestión de conflictos.

Finalmente la transformación pretendida se puede lograr a través de un sistema adecuado de recompensas que incentive el esfuerzo conjunto. Al final el trabajador tiene que entender que le interesa trabajar en equipo, que va a ganar con ello. Los ascensos en la empresa o los aumentos de salario deben tener en cuenta el desempeño de la persona como miembro del equipo, valorando aspectos tales como la ayuda a la resolución de los problemas internos o el intercambio de información con los compañeros.

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