12 abril 2010
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Salvador Dalí: buen cobrador mal pagador

Salvador Dalí el genial artista ampurdanés era mal pagador; el inimitable pintor se hacía el remolón a la hora de liquidar sus deudas. Según el libro de memorias que prepara Lluís Duran, que había sido su restaurador favorito en Figueres, Dalí no llevaba nunca dinero y dejaba a deber todo lo que compraba, de modo que el Hotel Duran de Figueres tenía que pagar a todos los acreedores del insigne artista. Dalí fue frecuentemente censurado por su afición al dinero. El libro de Robert Descharnes que lleva el título “DALI, la herencia infernal”, tiene en la ilustración de su portada una foto de Dalí que posa ante la cámara y muestra un diario en inglés con el titular:

Por Pere J. Brachfield, Morosólogo y Socio Director de www.morosologia.com

 

Salvador Dalí el genial artista ampurdanés era mal pagador; el inimitable pintor se hacía el remolón a la hora de liquidar sus deudas. Según el libro de memorias que prepara Lluís Duran, que había sido su restaurador favorito en Figueres, Dalí no llevaba nunca dinero y dejaba a deber todo lo que compraba, de modo que el Hotel Duran de Figueres tenía que pagar a todos los acreedores del insigne artista. Dalí fue frecuentemente censurado por su afición al dinero. El libro de Robert Descharnes que lleva el título “DALI, la herencia infernal”, tiene en la ilustración de su portada una foto de  Dalí que posa ante la cámara y muestra un diario en inglés con el titular: “Dali’s Dollars”. La afición desmesurada que Dalí sentía por el dinero fue incluso satirizada por André Breton, que lo rebautizó como “Avida Dollars”; que  es el resultante de la transposición anagramática de las letras que forman el nombre y  primer apellido de Salvador Dalí, y con el que Breton, el Papa del surrealismo,  estigmatizó a su antiguo correligionario como castigo a su afición al vil metal. El famoso anagrama de “Avida Dollars” simbolizó la ruptura de Dalí con los surrealistas de Breton, y con el que el poeta francés pretendió anatemizar la afición desmesurada que el pintor de Figueres sentía por el dinero. Apego que se manifestó de forma exagerada durante la etapa que pasó Dalí en EE.UU, allá por los 40.Esta actitud en exceso mercantilista provocó el desagrado de Breton, que en un alarde de genialidad creó el apodo de “Avida Dollars” para dejar en evidencia a Dalí. Ahora bien el pintor ampurdanés, lejos de enfadarse por el apodo que le había colgado Breton, decidió adoptarlo a modo de provocación y a jactarse del mismo.

 

Gracias a un libro inédito de anécdotas sobre Salvador Dalí, que está escribiendo Lluis Duran,  propietario del Hotel Duran de Figueres donde se solía alojar el pintor, pude conocer mejor el comportamiento de pagos de Dalí. El Sr. Duran revela que Dalí tenía un peculiar método de efectuar sus compras facturas: se llevaba las mercancías sin pagar. Dalí no llevaba jamás dinero encima,  por lo que nunca pagaba. Cuando alguien tenía el atrevimiento de preguntarle porque no llevaba dinero, Dalí contestaba que él era como el Papa, que tampoco llevaba dinero encima. Cuando Dalí o Gala iban de compras por Figueres, no abonaban jamás ninguna de sus facturas, y los comerciantes sabían que tenían que personarse en el Hotel Duran, donde se alojaba el pintor,  y el Sr. Duran les pagaba sin rechistar las compras realizadas por Dalí o por algún miembro de su clan. Los propietarios del Hotel Duran debían sufragar durante varios meses todos los caprichos de Dalí, y sólo al final de la temporada, Gala se dignaba a pagar todas las facturas acumuladas que meses atrás ya habían sido abonadas a los proveedores por Duran. Si bien antes de abonar el saldo deudor, Gala examinaba con lupa cada uno de los cargos, como fue el caso de una factura muy elevada que correspondió  a unos bolsos de cocodrilo carísimos, adquiridos por Amanda Lear, la famosa musa de Dalí. De este modo Dalí había inventado la más fabulosa y exclusiva tarjeta de crédito del mundo; la tarjeta virtual daliniana, que le permitía comprar sin límites de crédito, sin formalidades, y sin pagar una peseta de intereses por el aplazamiento en el pago. En cambio los Dalí siempre cobraban enseguida los cuadros vendidos, como revela en su libro Descarnes; particularmente Gala estaba pendiente de todo y reclamaba los pagos con vehemencia. Dalí fue implacable con sus deudores, como demuestra una carta de la colección del Sr. Duran, en la que el pintor reclama a través de su abogado el pago de unos dibujos. En esta carta escrita de puño y letra por  Dalí, el pintor exige de forma taxativa el pago de sus dibujos diciendo literalmente: “reclama pago inmediato, recibieron mis bocetos, les gusten o no, tienen que pagar”. Consecuentemente Dalí puede considerarse además de un genio de la pintura como un genio de las finanzas, ya que supo mejor que nadie aplicar el proverbio español: Mal pagador, buen cobrador”

 

Para más información sobre el tema se puede consultar el libro “Cobro de Impagados y negociación con deudores” de Profit Editorial o la web www.morosologia.com

 

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