24 junio 2021
mario-cantalapiedra-economista

La necesidad de monitorizar los procesos de concentración bancaria desde las empresas

Una de las decisiones que han de tomar las empresas en el desarrollo de su actividad, es la de elegir el número de entidades de crédito con las que trabajar.

Una de las decisiones que han de tomar las empresas en el desarrollo de su actividad, es la de elegir el número de entidades de crédito con las que trabajar. Elección que suele estar condicionada, tanto por las particularidades internas de cada compañía (fase de la vida económica que atraviesa, actividad que realiza, etcétera), como por sus necesidades financieras y de servicio, e inclusive por factores de tipo cultural. Por ejemplo, en el caso de España es habitual operar con más de una entidad financiera, a diferencia de otros países de nuestro entorno donde existe una cultura “monobanco”. Inclusive las entidades de crédito que operan en nuestro país, aceptan de buen grado compartir el riesgo que conlleva financiar a una compañía con otros competidores.

En cualquier caso, lo normal es que una empresa trabaje con los bancos que necesite en función de cuáles sean sus necesidades financieras, así como de los límites de riesgo (préstamos, créditos, etcétera) concedidos por cada entidad. 

El problema puede surgir cuando debido al proceso de concentración bancaria al que llevamos asistiendo en los últimos tiempos, estos límites de riesgo puedan verse reducidos.

Intentaré explicarlo con el siguiente ejemplo:

Imagina que una empresa mantiene créditos y préstamos por importe de 10.000 euros con el banco A, y, al mismo tiempo, tiene otros créditos y préstamos concedidos también por 10.000 euros por el banco B. Si ambos bancos llegan a fusionarse, lo más probable es que la nueva entidad mantenga una financiación con la empresa de 10.000 euros, y no de 20.000, como en principio pudiera pensarse.

El motivo de este comportamiento es que tanto el banco A como el B, analizan la capacidad de pago de la empresa de forma independiente, y en base a ella, le conceden un límite de financiación. Al fusionarse, tendremos un único banco con una única política de riesgos. De este modo, la nueva entidad no sumará la capacidad de financiación de los dos bancos anteriores, siempre que la suma supere el límite máximo de riesgo para la empresa.

Esto supone que los responsables financieros de las compañías deben estar muy atentos a los posibles procesos de concentración de los bancos con los que trabajan, monitorizando su evolución. Se trata de estar preparados ante un eventual recorte de la financiación, y tener una estrategia por si fuera necesario buscar el dinero en otras entidades de crédito o recurriendo a otras fórmulas de financiación.

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