IVA y tesorería: la trampa invisible que puede afectar a tu negocio
El IVA pasa por la tesorería de la empresa, pero no forma parte de sus ingresos.

El IVA pasa por la tesorería de la empresa, pero no forma parte de sus ingresos.
Mario Cantalapiedra - Economista
Uno de los errores más frecuentes entre emprendedores noveles y microempresas es asumir que el importe total cobrado a los clientes forma parte íntegra de los ingresos de su negocio, sin tener en cuenta el efecto del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).
El IVA es un impuesto indirecto que grava el consumo de bienes y servicios, y que en última instancia asume el consumidor final, mientras que las empresas y autónomos actúan como meros intermediarios: lo repercuten a sus clientes al emitir las facturas de venta y lo soportan en las facturas de sus proveedores, liquidando la diferencia a Hacienda. En términos generales, una liquidación a pagar suele reflejar que el negocio está generando actividad económica. Salvo en el caso de las grandes empresas (con facturación anual superior a 6.010.121,04 euros), lo habitual es que esta liquidación se realice de forma trimestral.
La diferencia entre el IVA repercutido y el soportado, es decir, el IVA neto, representa un importe que transita temporalmente por la tesorería de la empresa, pero que no forma parte de sus ingresos reales. No tener en cuenta esta realidad puede derivar en diversas complicaciones, como:
Para prevenir estos problemas, es fundamental adoptar una serie de buenas prácticas de gestión desde que se inicia la actividad empresarial o profesional: