03 abril 2014
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¿Es lo mismo patrimonio neto que fondos propios?

 

 

Mario Cantalapiedra - Economista

El Plan General de Contabilidad vigente en España, en su apartado del Marco Conceptual, define al patrimonio neto como la parte residual de los activos de la empresa, una vez deducidos todos sus pasivos. El patrimonio neto se configura como una de las tres grandes masas patrimoniales del balance, es decir, de aquellos conjuntos homogéneos que agrupan y ordenan las diferentes cuentas contables para facilitar su estudio y análisis. Las otras dos grandes masas del balance son las de activo y pasivo. De este modo, el balance de situación de cualquier empresa se puede expresar a través de la siguiente ecuación matemática: Activo (A) = Patrimonio neto (PN) + Pasivo (P). De ahí que, despejando el patrimonio neto de la expresión anterior, tendremos que: PN = A - P.

Una de las apreciaciones que hay que realizar sobre el concepto de patrimonio neto, en base a la normativa contable, es que no es exactamente igual al de fondos propios, con el que a menudo se suele confundir, llegando incluso a ser utilizados como términos sinónimos. Mientras que los fondos propios incluyen las aportaciones de los socios o propietarios que no tienen la consideración de pasivos y los resultados acumulados que no han sido repartidos (reservas y resultado del ejercicio), el patrimonio neto es un concepto más amplio, ya que, además de los elementos anteriores, incluye a los ajustes por cambios de valor y a las subvenciones, donaciones y legados recibidos por la empresa.

Cuando hablamos de aportaciones de socios o propietarios que no tienen la consideración de pasivos, estamos haciendo referencia a la no obligación de devolución por parte de la empresa. Por ejemplo, si un socio presta dinero a la empresa con una finalidad determinada, que esta le tiene que devolver, no estaríamos ante un elemento de patrimonio neto sino de pasivo.

Por su parte, las subvenciones, las donaciones y los legados, son importes recibidos, con carácter no reintegrable, de terceros distintos a los socios o propietarios para el establecimiento o estructura fija de la empresa, es decir, para la inversión en activos no corrientes destinados a servir de forma duradera en la compañía como, por ejemplo, una máquina o una nave industrial, hasta que se imputan en la cuenta de pérdidas y ganancias. Mientras que las subvenciones son otorgadas por las diferentes administraciones públicas, las donaciones y los legados son concedidos por empresas privadas o particulares.

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