30 marzo 2010
pere-brachfield-morosologo

El timo del Nazareno

 Por Pere J. Brachfield, Morosólogo y Socio Director de www.morosologia.com

La picaresca fue un invento español del siglo XVI que permitía a truhanes y gente sin escrúpulos vivir de los incautos. La picaresca tuvo un gran auge a lo largo de los siglos y se exportó a América con gran éxito. Pero en el siglo XXI la picaresca se ha renovado, y los timadores cada vez utilizan métodos más sofisticados, por lo que las empresas deben de estar alerta y tomar precauciones. La primera imagen que nos viene a la mente cuando oímos la palabra Nazareno es la del penitente que en las procesiones de Semana Santa va vestido con túnica, por lo general de color morado, sin embargo esta palabra significa también un viejo timo que consiste en conseguir gran cantidad de artículos, por lo general de cierto valor intrínseco y de fácil reventa, sin tener que pagarlos.

El Timo del Nazareno no se llama así porque los timadores “se ponen morados” a costa de los proveedores, sino por la procesión de acreedores que acuden a la dirección donde presuntamente se debería encontrar el deudor/estafador para recabar información sobre su paradero. El Nazareno es todo un clásico de la antología de los timos,  pero a pesar de su antigüedad, cada día hay empresas que son estafadas mediante este fraude. Generalmente las víctimas del timo del Nazareno son proveedores de artículos de fácil venta, como suministradores de bebidas alcohólicas, productores de embutidos, quesos y jamones, vendedores de pequeños electrodomésticos,  distribuidores de artículos de electrónica, fabricantes de material informático, y cualquier empresa que comercialice productos de cierto valor intrínseco que se puedan colocar fácilmente en el mercado negro. En los últimos años el timo del Nazareno se está volviendo a practicar con bastante frecuencia, y los importes estafados en los Nazarenos practicados a lo largo de los últimos 2 años van de los 150.000 a los 2.000.000 de euros

Los especialistas en esta estafa suelen iniciar sus actividades unos meses antes de Navidad, o de cualquier otra fecha en la que sea previsible una gran demanda de ciertos artículos de consumo. El “modus operandi” de los timadores es siempre el mismo; en primer lugar crear una empresa ficticia con documentación falsa o incluso constituir una sociedad mercantil legal  pero con personas marginales como socios, carentes de propiedades y titularidades, pero limpios de antecedentes de morosidad de modo que no aparezcan sus nombres en bases de datos financieros. Al frente de la empresa los estafadores nombran como administrador único a un indigente, preferiblemente drogodependiente que a cambio de unos cientos de euros actuará de testaferro y firmará sin rechistar todos los papeles que le pongan delante.

De esta forma los timadores construyen hábilmente una compañía mercantil con una sede social que le daba apariencia legal que les servirá de pantalla, con el aspecto de ser una empresa legítima y solvente y que será utilizada por los estafadores para establecer contactos con los proveedores. Luego la banda de estafadores alquila un local de oficinas al que da apariencia de una empresa en funcionamiento y toma en arrendamiento unos almacenes para recibir los pedidos, procurando que estén situados en un punto estratégico, cerca de un cruce de carreteras importante. Con posterioridad la organización de delincuentes abre cuentas bancarias a nombre de la sociedad fantasma y solicitan talonarios de cheques y de pagarés. Y por último la organización se dedica a contactar con proveedores e iniciar relaciones comerciales aparentando ser una empresa legalmente constituida, de acreditada solvencia y con buena liquidez.

El timador suele tener un aspecto impecable, lleva buenos trajes, conduce coches de lujo, derrocha simpatía y buenos modales, y aparenta ser un hombre de negocios experimentado. El estafador se gana la confianza del incauto al pagar los primeros pedidos de mercancía religiosamente al contado, luego una vez ganada la confianza del suministrador, efectúa un pedido importante con el pretexto de que quiere hacer una campaña comercial y solicita un pequeño aplazamiento para abonar los artículos. Si el proveedor recela, el estafador le convence gracias a un discurso creíble, y el incauto cae en la trampa arrastrado por las ganas de lucrarse en un nuevo y prometedor negocio. En ocasiones el estafador entrega a los fabricantes cheques, pagarés o letras de cambio aceptadas y avaladas al suministrador, e incluso les facilita fianzas bancarias falsificadas para vencer cualquier resistencia. Esta misma operación la repite con docenas de incautos, y una vez entregadas las mercancías, el timador desaparece con todos los artículos almacenados, que posteriormente revende en el mercado negro por debajo del precio de mercado. Cuando los proveedores hartos de no tener señales de vida de su nuevo cliente, se presentan en procesión en el almacén del timador, y se encuentran con un local vacío y sin el menor rastro de sus productos, de sus dineros ni del comprador.

Los timadores tienen la habilidad de generar confianza entre los incautos, y consiguen que los proveedores sin apenas conocer a su nuevo cliente, le envíen importantes pedidos. El exceso de confianza y las ganas de hacer negocios con demasiada rapidez son elementos favorables para este tipo de estafas, ya que los timadores consiguen embaucar a los proveedores incautos haciéndoles creer que juntos van a hacer muy buenos negocios.

Vale la pena decir que existen varias pistas para reconocer a los “nazarenos”; en primer lugar la mayoría de los fraudes son cometidos por empresas recientemente constituidas o que legalmente no han sido registradas. Por lo tanto hay que comprobar la antigüedad real de la empresa solicitante y siempre hay que investigar a fondo  las empresas con menos de un año de existencia.

Para evitar este tipo de situaciones las empresas proveedoras deberían solicitar informes investigados de los nuevos clientes que aparecen de la noche a la mañana y que no son conocidos en el sector.

Y por último si se quiere conocer el funcionamiento del timo del Nazareno, vale la pena ver la película INCAUTOS;  film dirigido por Miguel Bardem, e interpretado por los actores Federico Luppi, Ernesto Alterio y Victoria Abril. Esta película explica con maestría como se desarrolla esta modalidad de fraude a las empresas proveedoras. En esta película, el gran actor argentino Federico Luppi encarna a un estafador de altos vuelos, que practica entre otras modalidades el Nazareno; la verdad es que “Incautos” es la película que mejor explica esta modalidad de estafa a las empresas.

Para más información sobre esta temática se puede consultar el libro “Cobro de Impagados y negociación con deudores” de Profit Editorial o la web www.morosologia.com.

Más opciones:

Publicaciones relacionadas