22 septiembre 2025
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Del eslogan a la estrategia: el cliente en el centro

El cliente es el eje sobre el cual giran la estrategia, la cultura y la evolución de la empresa.

Mario Cantalapiedra - Economista

 

En el ámbito empresarial, el término “cliente” puede parecer sencillo de definir: es quien adquiere los bienes o servicios que la compañía ofrece al mercado. Sin embargo, considero que esta definición básica resulta insuficiente frente a la complejidad real del papel que desempeña. Desde distintas perspectivas, el cliente adopta significados diversos que enriquecen la manera en que las empresas lo comprenden y lo atienden.
 

El cliente desde el punto de vista del departamento de marketing y gestión comercial

Desde la perspectiva del marketing y la gestión comercial, el cliente no es solo el destinatario de los bienes o servicios de la empresa, sino que representa el centro sobre el que gira toda la estrategia. En este sentido, las acciones de este departamento se orientan a atraer nuevos clientes, conservar los existentes y fidelizar a aquellos que aportan mayor valor. El objetivo trasciende la mera satisfacción de necesidades puntuales del cliente, y busca construir con él vínculos duraderos que generen confianza, lealtad y una relación de beneficio mutuo.
 

El cliente desde la perspectiva financiera

Desde el punto de vista financiero, el cliente es el que compra, pero, sobre todo, es el que paga. Es la fuente directa que proporciona ingresos, flujo de caja y rentabilidad. Por ello, las decisiones sobre inversión en publicidad, atención al cliente o desarrollo de productos deben estar alineadas con el retorno que cada segmento de clientes pueda generar. La rentabilidad se convierte en el criterio principal para priorizar recursos.
 

El cliente como motor operativo

Desde la función operativa, el cliente se configura como el impulsor que activa la maquinaria interna de la empresa. Su solicitud de compra pone en marcha procesos de producción, logística y servicio postventa. La naturaleza y el alcance de estas actividades dependen del tipo de empresa y del modelo productivo que esta adopte, pero siempre giran en torno a la demanda del cliente.
 

El cliente desde el enfoque psicológico

La empresa debe reconocer que el cliente es un ser emocional, influenciado por percepciones, creencias y experiencias previas. Sus decisiones de compra no siempre son racionales, muchas veces se guían por impulsos, aspiraciones o el deseo de pertenencia. Comprender estos factores permite diseñar bienes y servicios que conecten con el cliente a un nivel más profundo y significativo.
 

Una relación de valor compartido

En definitiva, el cliente es mucho más que un comprador. Es el eje sobre el cual giran la estrategia, la cultura y la evolución de cualquier empresa. Comprenderlo desde múltiples perspectivas no solo mejora los resultados, sino que transforma la relación empresa-cliente en una alianza de valor compartido.
 

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