25 enero 2022
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Cómo calcular correctamente el ebitda de la empresa

El cálculo del ebitda no solamente ha de incluir las amortizaciones y provisiones de la empresa.  

Mario Cantalapiedra - Economista 

El ebitda (earnings before interest, taxes, depretiation and amortization) es una métrica que se utiliza para medir la capacidad que tiene la empresa de generar caja a través de su actividad principal. Al castellano podríamos traducirlo como “beneficios (resultados) antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones”. Es mejor utilizar la expresión “resultados” antes que “beneficios”, ya que el ebitda puede ser negativo.

Pero a diferencia de otras métricas como, por ejemplo, el resultado de explotación o del ejercicio, el cálculo del ebitda no viene definido en el Plan General de Contabilidad, por lo que la compañía o el analista que deseen utilizarlo deben calcularlo por sí mismos, pudiendo existir diferencias significativas según los criterios que se utilicen en cada caso.

Esta falta de homogeneización es una de las principales críticas que recibe este indicador, el cual además es desconocido por muchas pequeñas empresas que se sorprenden cuando un banco o un posible inversor les pregunta sobre cuál es su ebitda.

Existe un consenso general en calcularlo sumando al resultado de explotación las amortizaciones y provisiones, ya que ambas partidas no suponen salidas de caja. De este modo, mientras las amortizaciones son el reflejo contable de la pérdida de valor que sufren los activos no corrientes por su aplicación al proceso productivo, las provisiones son pasivos que surgen al guardar una cantidad de recursos como gasto para estar preparados (por ejemplo, ante la probable indemnización que haya que pagar en el futuro a un cliente por la venta de un producto defectuoso).

No obstante, para obtener el ebitda con mayor fiabilidad, deben sumarse al resultado de explotación todos los gastos que no supongan salidas de caja (pagos), no solamente las amortizaciones y las provisiones, destacando especialmente los deterioros (disminuciones de valor de los activos con carácter reversible que se reflejan como gasto, por ejemplo, antes las dudas que existan sobre el cobro a un cliente).

Igualmente, para que el cálculo gane precisión, deberemos deducir del resultado de explotación todos los ingresos que no supongan entradas de caja (cobros), como, por ejemplo, los trabajos realizados por la empresa para su inmovilizado, el traspaso de las subvenciones de capital al resultado, o la aplicación del exceso de provisiones o deterioros.

De este modo:

Ebitda = Resultado de explotación + gastos de explotación que no suponen salida de caja - ingresos de explotación que no suponen entrada de caja.
 

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