01 marzo 2011
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Cinco diferencias entre los "business angels" y el capital riesgo

 

 

Mario Cantalapiedra - Economista

Los business angels, esos empresarios, directivos de empresa, emprendedores o ahorradores que, si los logras convencer, pueden apoyar las etapas iniciales de tu proyecto empresarial aportando su capital, conocimientos técnicos y red de contactos, se diferencian del capital riesgo fundamentalmente en los siguientes aspectos:

 

  1. Poseen un carácter informal, por lo que no están sometidos a la supervisión de ningún tipo de organismo. Si bien es cierto que, cada vez más, se agrupan en redes, siguen teniendo la libertad que subyace en su propia filosofía de inversión.
  2. Por regla general, el importe medio de su inversión es bastante inferior a la del capital riesgo.
  3. Suelen permanecer en la empresa financiada por un plazo superior al que lo hace el capital riesgo.
  4. Están más dispuestos a invertir en las etapas iniciales de la vida empresarial tales como el capital semilla (donde se financian nuevos proyectos antes de que éstos nazcan) y el capital de arranque (donde lo que se financia es el inicio de la producción y el lanzamiento al mercado de los productos y servicios de empresas ya creadas).
  5. Suelen reducir su ámbito de inversión a las zonas geográficas cercanas a su lugar de residencia.

No obstante, al igual que ocurre en el capital riesgo, los business angels deben definir su grado de implicación con la empresa financiada, el cual puede pasar desde asesorar en la gestión general de la empresa o participar únicamente en las decisiones de tipo estratégico, hasta pertenecer al consejo de administración o, en ocasiones más esporádicas, al propio equipo al frente de la dirección.

También comparten con el capital riesgo la valoración que, desde el punto de vista de la empresa que recibe su apoyo, representa su coste real. En este caso, dicho coste participa de un importante componente de subjetividad, puesto que al establecer una comparación, por ejemplo, con la financiación que proporcionan (o, mejor dicho, deberían proporcionar) las entidades bancarias, lo que se trata es de elegir entre compartir las posibles plusvalías generadas por el negocio con el ángel de los negocios (o, en su caso, con la entidad de capital riesgo elegida) o soportar el gasto financiero bancario. A igualdad de otros factores, podrá optarse por el business angel que tenga unas menores pretensiones. Entonces sólo queda tratar de “encandilarlo” con tu proyecto de empresa, ¡ahí es nada!

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