20 marzo 2012
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Cinco conceptos a valorar al amortizar un inmovilizado

 

 

Mario Cantalapiedra - Economista

La depreciación efectiva que sufren los inmovilizados de una empresa no siempre es un tema sencillo de calcular. Además de originarse por causas técnicas como la utilización del bien en el proceso productivo, puede aparecer por el mero transcurso del tiempo, el cual hace que los inmovilizados se deprecien independientemente de que sean utilizados o no, o incluso por la aparición en el mercado de nuevos elementos que incorporen mejoras técnicas y sean más eficientes, fenómeno que se conoce con el término de obsolescencia, que lleva a que en un tiempo relativamente breve surjan nuevos equipos con capacidades superiores a los anteriores como ocurre continuamente en el caso de los ordenadores.

Esta depreciación no se produce por igual en todos los elementos del inmovilizado, obligando a estimarla en cada caso concreto, para lo cual existen una serie de métodos que parten de la valoración de los cinco conceptos siguientes:

 

  1. Vida útil: número de períodos que el bien puede ser utilizado, para lo cual habrá que apoyarse en la experiencia propia de la empresa con bienes similares o en el análisis de expertos.
  2. Valor de adquisición: precio de adquisición, en el caso de bien adquirido de un modo externo, o coste de producción, para el bien fabricado o construido por la propia compañía.
  3. Valor residual: valor que tendrá el bien una vez que finalice su vida útil, una vez amortizado por completo. Es decir, se trata de responder a la pregunta de si una vez utilizado el elemento en el proceso productivo de la empresa, tendrá un precio de mercado al que se podrá vender. Habrá muchas ocasiones en las que se considere un valor nulo.
  4. Base de amortización: diferencia entre el precio de adquisición o coste de producción y el valor residual, en su caso, del bien, sobre la cual se calculará la amortización correspondiente.
  5. Cuota de amortización: valoración monetaria de la depreciación sufrida por el bien en un ejercicio económico.

En base a la definición de los elementos anteriores y según sean las características propias de la empresas, se podrá optar entre distintos métodos de amortización contable, desde el más sencillo de la amortización lineal o uniforme a otros más complejos que se basan en amortizaciones de tipo regresivo, con cuotas decrecientes, o de tipo progresivo, con cuotas que van creciendo período a período.

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