12 julio 2017
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A la espera de que el “regulatory sandbox” para el sector “fintech” español sea una realidad

 

 

Mario Cantalapiedra - Economista

 

El pasado 5 de julio se celebró en la Torre de Cristal de Madrid una interesante jornada sobre el sector fintech en España, organizada por el diario digital El Español, a la que tuve oportunidad de asistir. Entre los distintos temas allí tratados me gustaría comentar el que hace referencia al proyecto de creación de un regulatory sandbox por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), organismo que vela por buscar encaje jurídico a estos nuevos modelos de negocio.

 

Un regulatory sandbox o “banco de pruebas regulatorio”, según la definición empleada por la británica Autoridad de Conducta Financiera (Financial Conduct Authority – FCA), viene a ser “un espacio seguro en el que las empresas pueden probar productos, servicios, modelos de negocio y mecanismos de entrega innovadores sin tener que hacer frente desde el principio a todas las consecuencias regulatorias normales que recaen sobre la actividad en cuestión”. Es decir, se trata de que las fintech puedan probar su negocio innovador mientras el regulador aprende la mejor forma de regularlas.

 

Pues bien, la CNMV, según lo comentado en la jornada por su subdirectora de Asuntos Internacionales, Fátima Cerdán de la Cruz, está trabajando en un sandbox para España similar a los que ya existen en otros lugares, como Gran Bretaña o Australia. Entre las cuestiones en las que están trabajando para darle forma definitiva figuran las siguientes:

  • Definir qué entidades podrían participar en el banco de pruebas (pudiendo ser solamente las plataformas autorizadas por la CNMV en base a lo dispuesto en la Ley 5/2015, de 27 de abril, de fomento de la financiación empresarial, o también las no autorizadas, como ocurre en el sandbox británico).
  • Concretar el plazo para realizar la prueba, el cual suele oscilar en otros países entre seis y doce meses, aunque, por ejemplo, en Gran Bretaña no supera los seis meses.
  • Delimitar la muestra de consumidores y cómo se articularía su consentimiento a participar en el ensayo.
  • Definir las características concretas de la prueba.
  • Concretar los mecanismos de salida fijando el tipo de compensación económica que recibirían los consumidores para no verse perjudicados.

Si bien es cierto que la CNMV ha manifestado su voluntad de poner en marcha el banco de pruebas, todavía no ha fijado una fecha concreta para hacerlo, lo cual enfría un poco las expectativas de un sector que va muy rápido y que siente como al regulador le cuesta seguirle.

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