El tejido productivo de Aragón ha registrado un deterioro de su riesgo de crédito a raíz de la pandemia. El 16% de las empresas de la región presenta un riesgo máximo o elevado de impago, lo que supone un deterioro de seis puntos frente al 10% que registraba este indicador en 2019. El nivel se mantiene estable respecto a 2022. Ese es uno de los datos más relevantes que ofrece la radiografía del tejido productivo aragonés elaborada con la solución de analítica avanzada Insight View.
Una de las peculiaridades de la economía aragonesa es la fortaleza de su sector industrial: supone tan solo el 9% de las empresas de la región, pero es responsable del 43% de la cifra de negocio. Los sectores con más peso en la facturación son automoción y alimentario, seguidos de químico y maquinaria. El 18% de las empresas de la región se concentra en el sector del comercio, que representa el 30% de la actividad económica. Los sectores vinculados a la construcción y el inmobiliario tienen también un peso importante en el tejido (27% de las empresas), pero su incidencia en la economía es sensiblemente más reducida (6% de la facturación). El sector primario (6% de las empresas, 5% de la facturación), presenta un mayor peso que en otras Comunidades Autónomas.
Zaragoza concentra al 71% de las empresas de la región y el 78% de su facturación, seguida de Huesca (19% de las empresas, 16% de la facturación). La provincia con menor tejido productivo es Teruel (9% de las empresas, 6% de la facturación). La distribución por tamaños empresariales muestra una fuerte dispersión. El 74% del tejido está compuesto por microempresas que, sin embargo, apenas generan el 7% de la facturación total. En el otro extremo, la gran empresa, que representa el 1% del total, produce el 54% de las ventas de un tejido productivo que muestra una enorme madurez. El 19% de las empresas, que acaparan el 58% de la facturación, tiene más de 25 años. El 37% de las empresas, que representan el 11% de las ventas empresariales, ha sido creado en la última década.
