El 23% de las empresas de Castilla-La Mancha presenta un riesgo máximo o elevado de impago, lo que supone un deterioro de dos puntos frente al 21% que registraba este indicador antes de la pandemia. Ese es uno de los datos más relevantes que ofrece la radiografía del tejido productivo castellanomanchego elaborado con la solución de analítica avanzada Insight View. En los cuatro primeros meses de 2022, Castilla-La Mancha registra un incremento interanual del 5% en la declaración de procesos concursales, fruto del deterioro progresivo de los niveles de solvencia del tejido empresarial.
Toledo concentra al 34% de las empresas de la región y el 33% de su facturación, seguida de Albacete (23% de las empresas y 23% de la facturación) y Ciudad Real (23% de las empresas, 18% de la facturación). Las provincias con menor tejido productivo son Cuenca (11% de las empresas, 12% de la facturación) y Guadalajara (9% de las empresas, 14% de la facturación).
El 22% de las empresas de la región se concentra en el sector del comercio, que representa el 36% de la actividad económica. El sector industrial tiene un peso importante en la región: supone el 12% de las empresas y es responsable del 37% de la cifra de negocio. Los sectores vinculados a la construcción y el inmobiliario tienen también un peso relativo en el tejido (22% de las empresas), pero su incidencia en la economía es sensiblemente más reducida (9% de la facturación). El sector primario (6% de las empresas, 4% de la facturación), tiene un peso superior al que presenta en otras Comunidades Autónomas. Es también relevante el peso de los servicios a empresa (10% de las empresas, 3% de la facturación). La hostelería (7% de las empresas) apenas representa el 1% de la facturación empresarial de la región.
La distribución por tamaños empresariales muestra una fuerte dispersión. El 79% del tejido está compuesto por microempresas que, sin embargo, apenas generan el 13% de la facturación total. En el otro extremo, la gran empresa, que representa el 1% del total, produce el 33% de las ventas de un tejido productivo que muestra cierta madurez. El 17% de las empresas, que acaparan el 45% de la facturación, tiene más de 25 años. El 40% de las empresas, que representan el 14% de las ventas empresariales, ha sido creado en los últimos diez años.
