El renting es un contrato mercantil de alquiler a largo plazo entre un arrendador (compañía especializada) y un arrendatario (empresa, autónomo o particular) que se realiza normalmente sobre bienes muebles (vehículos, ordenadores, máquinas fotocopiadoras, etcétera). Este tipo de contrato suele incluir una serie de servicios adicionales como el seguro, las reparaciones o el mantenimiento que lo hacen atractivo para las empresas. En un momento en el que tras las crisis y con la evolución tecnológica la tendencia de la economía parece primar el uso de los bienes frente a su propiedad, puede ser una opción interesante. Para una empresa tiene las siguientes ventajas:
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Permite utilizar bienes que se necesitan en el proceso productivo sin endeudarse, pagando únicamente las cuotas de alquiler periódicas y normalmente el depósito de una fianza en el momento de firmar la operación. Al finalizar el período de alquiler, el arrendatario puede devolver el bien a la compañía de renting o prorrogar el contrato.
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Permite transformar determinados costes variables (mantenimiento, reparaciones, seguros, etcétera) en costes fijos.
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Facilita la gestión administrativa y contable. Por un lado, favorece el control administrativo al integrar en una sola factura el alquiler y los servicios adicionales. Por otro lado, la operación se contabiliza con sencillez como un gasto más de la cuenta de pérdidas y ganancias.
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Para empresas que trabajan con bienes que están expuestos a una rápida pérdida de valor con el paso del tiempo, les permite tenerlos al día a través de la prórroga de los contratos.